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Adaptada de la novela de Whitley Strieber, este debut cinematográfico de Tony Scott [sí, es el hermano de Ridley, ¿vale?] recoge el mito del Vampiro con inflexiones egipcias olvidándose por completo de los ajos, las cruces, estacas de madera y demás chorradas [¡hasta estos chupasangres pueden caminar en plena luz del día!] El argumento: John [David Bowie] y Miriam [Catherine Deneuve] son un par de vampiros guapos, millonarios y muy chic. Tras gafas oscuras y trajes Matrix, se dedican a merodear clubes nocturnos buscando sangre joven. Ser un vampiro nunca ha sido tan sexy, pero -como siempre- el guionista decide justificar su sueldo y construir algún conflicto. Así es cómo, inexplicablemente, John comienza a envejecer tan rápido que se arruga como un repollito en remojo quedando en peligro inminente de muerte. Desesperado acude a la médico Sarah Roberts [Susan Sarandon], quien oportunamente se dedica a la experimentación con animales. | |
Pero oh, es demasiado tarde para nuestro héroe. Miriam, esta por-siempre-joven damisela [que nos recuerda a la condesa Bathory de Daughters of Darkness], con la frialdad que caracteriza a su especie pronto se olvida de su amante en desgracia y se entrega a la seducción de la médico Roberts. Todo aquello que pasa antes, después o en medio de esta breve sinopsis es pura estética-dulce-estética. Así que no más palabras y a embelesarse con la historia de vampiros más experimental del género, una música inquietante e imágenes tan sensuales como escalofriantes.
Ficha técnica Director: Tony Scott Producción: Richard Shepherd Guión: James Costigan, Ivan Davis, Thomas Davis Jr. Dirección de Fotografía: Stephen Goldblatt Dirección de Arte: Clinton Cavers Montaje: Pamela Power Música: Denny Jaeger, Michel Rubini, Daniel Ash, Kevin Haskins, David J Peter Murphy Actores: Catherine Deneuve | David Bowie | Susan Sarandon | Cliff de Young. |
JUEVES 10 DE FEBRERO | |
Si evocamos ligeramente las pelis de Polanski, es obvio que en su mayoría son serias, oscuras y realistas a pesar de algún que otro toque fantástico. "Fearless Vampire Killers" es una pieza única no sólo dentro de su obra si no también del género mismo. Aquí Polanski hace uso de una particular mezcla de la comedia y el terror que puede resultar desconcertante por momentos, ya que nunca coloca a una por sobre el otro intentando obtener la carcajada fácil o el atragantamiento de órganos internos. Sea cual fuere su motivación, a través de su gran manejo del discurso cinematográfico, Polanski recrea perfectamente la atmósfera del lugar donde sucede la historia utilizando las mismas restricciones sociales que sufren los pueblerinos del film en el momento de poner la cámara o gritar "¡Corten!". Qué debe narrarse y qué no, qué sugerir y qué registrar en plano detalle es un tema a estudiar en toda la pieza, poniendo en evidencia la sutil magia de su creador [algo que hoy en día, se agradece más que nunca]. | |
La historia transcurre en las clásicas montañas de Transilvania, a donde el profesor Abronsius [Jack MacGowran] y su fiel asistente Alfred [Roman Polanski] han viajado con el objetivo de demostrar que los vampiros existen y que nos guste o no, están entre nosotros. Señales de que se encuentran tras la pista correcta aparecen por doquier, pero los pueblerinos se muestran parquísimos y no ofrecen la más mínima ayuda a estos extranjeros dispuestos a hacer por ellos todo el trabajo sucio. Es notable la tensión sexual que Polanski [actor-director] genera a partir de su relación con Sarah [Sharon Tate], la hija del posadero. Juega con nosotros constantemente, poniendo en evidencia el tema para luego evadirse por la tangente cada vez que la cosa está que arde. Es como si el Silencio reinara sobre todos los asuntos "bochornosos" en este pueblito. Sexo y vampiros, qué narrar y qué no, otra vez.
"The Fearless..." es visualmente mágica, llena de paisajes nevados bajo la luz de la luna y escenarios góticos que generan un clima gélido y aterrador, casi doloroso físicamente. Menos mal que se trata de una comedia, si no nos dejaría a todos en estado comatoso. Cabe destacar también la fantástica banda sonora original de Christopher Komeda, que construye en el espectador todos los estados de ánimo posibles con sus cuerdas y metales, desde el terror lleno de aullidos hasta la inocencia impregnada de ternura. Para los amantes del Trivia: - El productor Martín Ransohoff descubrió a Sharon Tate en el set de "The Beverly Hillbillies" [1962] e insistió para que Polanski la usara en lugar de Jill St. John, quien era la favorita para el papel. - El formato original del film era panorámico esférico. Sin embargo, recién comenzada la producción, decidieron cambiarlo por Panavisión anamórfico. De esto resulta que algunas de las tomas esféricas hayan sido reencuadradas y cortadas a posteriori provocando algunos encuadres y distancias focales un tanto extraños. - Una nota trágica: Polanski se enamoró de Tate durante el rodaje de esta película. Se casaron apenas fue estrenada pero su matrimonio terminó tristemente cuando el clan Manson asesinó a Sharon dos años después, en 1969. Ficha técnica Director: Roman Polanski Producción: Gene Gutowski Guión: Gérard Brach, Roman Polanski Música original: Christopher Komeda Dirección de Arte: Fred Carter Edición: Alastair McIntyre Actores: Roman Polanski | Jack MacGowran | Alfie Bass | Jessie Robbins | Sharon Tate | Ferdy [Ferdinand] Mayne. |
JUEVES 17 DE FEBRERO | |
"Somos científicos de la creación y preservación de la memoria." Friedrich Murnau Vox populi sostiene que Friedrich Murnau, en su búsqueda insaciable por el realismo en el cine, ha contratado para su película "Nosferatu" a un vampiro de verdad [bajo el nombre de Max Schreck] para que interprete el papel de un actor que a su vez interpreta a un vampiro. ¿Los indicios? Vox populi sostiene que el actor Max Schreck 1) quería que sólo le filmasen de noche; 2) siempre aparecía vestido y maquillado para el papel; 3) tenía fobia al agua y a hacer las escenas en el bote; 4) nunca comía en público (¿!). Claro que vox populi hace caso omiso de la explicación que Murnau tenía para semejantes fenómenos: su actor se ha formado en la escuela de Stanislavski y por eso cree que la representación de su papel sólo es verídica si se "convierte" en un vampiro. ¿Captáis, colegas? | |
Apasionado con estos rumores [y no es para menos], Elias Mehrige reúne unos duros y se propone llevar a cabo una peli-dentro-de-otra-peli que logre la mayor veracidad posible en la representación de un rodaje de los años 20 [gracias a una impecable puesta en escena e interpretación] y que denuncie las pasiones y los pactos secretos de los que, de alguna forma, se veían envueltos en el meollo. Está claro que el mejor aliado de Murnau [la cámara cinematográfica] es a la vez el verdadero vampiro de la historia, alimentándose con un traca-traca-traca aterrador e incansable de lo que queda de su cordura. ¿Alguien se arriesgaría a decir que esta premisa es diferente para los apasionados del cine contemporáneo?
Cuatro tiempos con sus respectivas dimensiones conviven en este experimento: 1922 y el "Nosferatu" original, al que llegamos a través de la lente de la cámara del falso-Murnau [John Malkovich] cuando el iris se abre y el blanco negro granulado otorga a la imagen esa capa fantasmal que sólo el tiempo y la química pueden dar. Aquí las leyes son otras: cámara prácticamente fija, interpretaciones melodramáticas, la obviedad en la puesta en escena y el montaje... Tras esa cámara están nuestros intérpretes [Murnau y su equipo] captados por una moderna 35 mm., con una fotografía en color exquisita, posiciones de cámara sugerentes, un montaje efectivísimo por su delicadeza [bueno, obviando los cortes de pared cada vez que los actores cruzan puertas...] y las interpretaciones hiperrealistas con acertados toques Brechtianos [para golpear con humor negro la mimesis de Stanislavski] del par Malkovich-Dafoe que lo domina todo de principio a fin. En la tercera esfera, intuimos el ojo avizor de Mehrige, quien comunica estos espacios imposibles con el genio y la sutileza de quien teje nuestros sueños. Y claro que tras sus espaldas estamos nosotros, reflexionando sobre el fenómeno del Cine, sobre los precios que han tenido que pagar sus pioneros para convertirlo en lo que es hoy en día y sobre la inmortalidad que otorga a quienes se dejan robar el alma por su lente voraz. Murnau quería ser inmortal gracias al cine. Si "Nosferatu" no ha logrado su objetivo, Mehrige ha, sin duda, terminado de sellar el trato. Ficha técnica Director: E. Elias Merhige Producción: Nicolas Cage, Jeff Levine Guión: Steven Katz Dirección de Fotografía: Lou Bogue Dirección de arte: Chris Bradley Montaje: Chris Wuatt Música original: Dan Jones Actores: John Malkovich | Willem Dafoe | Cary Elwes | Udo Kier | Catherine McCormack | John Aden Gillet. |
JUEVES 24 DE FEBRERO | |
"El destino de un visitante transitorio es volver a las tinieblas" D. Desde el primer fotograma nos encontramos diez mil años en el futuro inmersos en un mundo feudal plagado de criaturas asquerosas que hacen a su placer y encima, por doquier. La nobleza es el Mal [desde espíritus salvajes hasta dinosaurios fuera de contexto] que ha vencido ¡por fin! a las aburridas fuerzas del Bien y tomado el poder. Mientras que el feudo, constituido por humanos aterrorizados por el conde Magnus Lee [¿de dónde habrán sacado ese nombre?] y sus depravados asistentes, viven en un mejunje de verosímiles perdidos en el sinsentido de la subsistencia a la espera de que alguien caiga de la nada y les libere. Eso sí: a excepción de un par de hermanitos, un tanto radicales en sus maneras, que continúan la tradición familiar de cazar vampiros con herramientas que vienen acuñando hace milenios... | |
pero claro, su resistencia no es suficiente. Es entonces cuando D cae de la nada y les libera.
D. ¿Un monograma? ¡No! [O sí. ¡Qué sé yo!] Pero tiene todas las chances de ser la inicial de su clase: los "Dunpeal". O des-clase, más bien, porque al ser híbrido mig-humano-mig-vampiro, queda sin tierra como Bernard Shaw, emparedado entre sociedades incompatibles. Este D. se dedica a deambular en silencio por el escenario que le toque, cazando a los de su raza mientras lucha contra su propia naturaleza demoníaca. Impactante, ¿eh? Pues eso es lo de menos. El encanto de Vampire Hunter D está en la construcción de los personajes, sus deseos y conflictos personales. Realizando un trabajo envidiable, los guionistas han introducido los verosímiles de todos los géneros existentes en este film con una gracia que pocas veces he visto. Empecemos por la joven heroína Doris [y no puedo evitar pensar en Lara Croft con su látigo], quien exclama "¡Antes muerta que miembro de la nobleza!" mientras lucha incansable en su traje-armado-en-la-piel contra malhechores de todo tipo para terminar deshaciéndose como gelatina diluida en los brazos de D, ofreciéndole no sólo su dinero sino "todo lo que le apetezca hacerle" a cambio de ayuda. El conde Magnus es un fantástico don Corleone en su trono [si no tuviera las uñas tan peligrosas se rascaría la barbilla interminablemente]; su hija, la princesa perversa sedienta de aventuras y súper racista que lucha por la pureza de la sangre vampiresca; el amante rechazado, un pelmazo hijo del adinerado "dueño" del pueblo en clave Western hilarante; tres serpientes lujuriosas con ecos de las "Brujas de Eastwich" y hasta un mensajero del conde que nada tiene que envidiar al mismísimo Lord Vader [ni siquiera esa máscara tan chula que tiene]. Sorprendente, ingeniosa y llena de magia, este clásico del anime conquistará los corazones, partirá los pulmones de risa, acelerará el pulso con torrentes de adrenalina y nos reencontrará a todos en las tinieblas tras nuestro efímero viaje por las mentes de Ashido y Macek [esperemos]. Ficha técnica Directores: Carl Macek y Toyoo Ashida Producción: Hiroshi Kato, Mitsuhisa Koeda, Carl Macek, Yuko Nagasaki Guión: Yasushi Hirano, inspirado en las novelas "Wicked City" y "Demon City Shinjuku" de Hideyuki Kikuchi | |
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