JUEVES 14 DE ABRIL

"War of the Worlds" (La guerra de los mundos)
de Byron Haskin [1953] 1:25' V.O.S.E.


H. G. Wells escribió "La Guerra de los Mundos" en respuesta a varios eventos históricos: la unificación y militarización de Alemania [que condujo a una serie de novelas prediciendo guerra en Europa] y los nuevos descubrimientos científicos y especulativos sobre Marte [destacando los ensayos de P. Lowell, G. Schiaparelli y M. Javelle, así como algunas novelas románticas de Marie Corelli o Frank Stockton, entre otros]. Pero según Wells cuenta, la idea de War of the Worlds vino en realidad de su hermano Frank: "Estábamos caminando por un paisaje tranquilo de Surrey, cuando mi hermano me dijo 'Supón que seres de otro planeta bajaran del cielo de repente y comenzaran a habitar todo este espacio aquí...'" Está claro que un pequeño chispazo a tiempo puede generar una hoguera inextinguible. Algo parecido sucedió al productor y animador en stop-motion George Pal, quien en 1951 heredó de Cecil B. DeMille dos filmes sin producir: When Worlds Collide y War of the Worlds.
Estas producciones no sólo le valieron el Oscar a los mejores efectos especiales si no que terminaron de consolidar su carrera en Hollywood [y de él como director veremos la madaptación de otro clásico de Wells, The Time Machine, en la próxima sesión del jueves 28 de abril].

Hablemos un poco de la madaptación. Mientras que la novela es narrada desde los lugares más reconocidos de Inglaterra, el film traslada la acción al sureste de Corona. [Ojo, a no confundirse que hablamos de Corona California y no de Corona Nueva México, donde supuestamente se estrelló la nave espacial de Roswell, ¿vale?] Mientras que la novela traza evidentes paralelismos entre el maltrato que Gran Bretaña hacía a sus colonias y el zarandazo que los marcianos nos pegan a diestro y siniestro, el film enarbola la bandera americana para contarnos cómo los valores del gran país del norte [dígase liberalismo, catolicismo anglicano y amor libre] al final ponen todo en su lugar. Mientras que Wells tenía una baja opinión de la religión convencional y rechaza atribuir connotaciones religiosas a los desastres naturales o a los aparentes milagros que -a pesar de todo- nos mantienen con vida [fiel al espíritu de la Ilustración], se sugiere que es el mismísimo Dios quien resuelve el conflicto en el film, tergiversando la intención original. Si bien Wells trabaja con el personaje del clérigo que hace referencia a la ira divina, Sodoma y Gomorra, llamando a los marcianos "Ministros de Dios", la postura de su narrador nada tiene que ver con esta actitud. Por supuesto no faltan los detalles más obvios: para empezar, los héroes de Wells son seres humanos que se encuentran -sin desearlo- en situaciones extraordinarias. La mayoría de las veces no saben ni cómo manejarse y el narrador no es una excepción [recordemos también a su Hombre Invisible, quien se comporta como un verdadero capullo debido a su desesperación]. En el film, el astrónomo Olgivy se ha convertido en Clayton Forrester, el verdadero héroe de la historia, un científico soltero y guapísimo que siempre sabe cómo tratar a una dama o responder ante el caos a su alrededor. No es de extrañar que le acompañe una hermosa mujer, aunque sólo sea para satisfacer la dimensión sexual que Hollywood exigía a sus súbditos. Hay que darle cierto crédito a la pobre, ¡siempre está lista para ofrecer, en su uniforme de la cruz roja, una taza de café y un donut a los 20.000 hombres que la rodean!

No hay dudas de que técnicamente este film es prodigioso, con un gran tratamiento del suspense y el diseño de los alienígenas [y sus analogías con la tecnología de la televisión que, a pesar de sus poderes visionarios, era ajena a Wells] es simplemente fantástico. Una pieza clave de la ciencia ficción apocalíptica que tanto Wells en su novela como Haskin y Pal en la madaptación, ha alimentado al imaginario de la humanidad hasta el límite de la pesadilla.

Para los amantes del Trivia: las naves invasoras fueron modeladas en cobre para darles el tinte rojo propio de su origen marciano. Lee Vasque se pateó miles de dólares solamente en cableado y circuitos conectores de motores y luces. Para simular los feroces rayos caloríficos, Gordan Jennings utilizó metal derritiéndose en vivo mientras un ventilador colocado detrás del escenario en miniatura generaba chispas hacia la cámara. Por su parte, justo se había inventado la bicicleta y Wells estaba aprendiendo a usarla mientras escribía esta novela.

Ficha técnica
Dirección: Byron Haskin
Guión: Barré Lyndon
Producción: George Pal
Dirección de Fotografía: George Barnes
Montaje: Everett Douglas
Música: Leith Stevens
Cast: Gene Barry | Ann Robinson | Les Tremayne | Lewis Martin | Bob Cornthwaite | Sandro Giglio | Bill Phipps | Jack Kruschen

War of the worlds (word español)





JUEVES 28 DE ABRIL

"The Time Machine" (El tiempo en sus manos)
de George Pal [1960] 1:43' V.O.S.E.


La Máquina del Tiempo fue la primera novela en incorporar medios mecánicos para el desplazamiento a través del tiempo [la mayoría de las otras historias de viajes temporales -desde Rip Van Winkle de Washington Irving- habían usado el mecanismo que Wells reutilizó en su When the Sleeper Wakes, es decir, un largo período de sueño o de animación suspendida]. El aspecto complicado de la historia era el Regreso: ser capaz de regresar es ser capaz de traer el futuro hasta nuestro presente, lo que nos permitiría ser cautelosos y corregir nuestros errores [no olvidemos, el objetivo último de las novelas de Wells]. Lo que la máquina del tiempo no hizo, al menos hasta donde llega la historia, es aventurarse en el pasado, con las posibles ambigüedades y paradojas temporales que esto conllevaría, ni tampoco planteó la posibilidad de un futuro cambiable. En la última madaptación de este clásico [llevado al cine por el nieto de Wells] el personaje se pregunta constantemente "¿Por qué no puedo cambiar el pasado?" tras fracasar numerosas veces en rescatar a su prometida de la muerte.
En el original se sugiere que el futuro, si se puede llegar a él, es tan fijo como el pasado, no importa cuánto intentemos meternos con ellos. La masa espaciotemporal que se expresa ante nuestro entendimiento como pasado-presente-futuro es una sustancia vívida e intrínseca que nos contiene en [y restringe a] sólo una línea de entre todos los mundos posibles. Y se acabó la discusión.

Según cuenta la leyenda, la idea para The Time Machine provino de una charla en la Debating Society dada por un tal E. A. Hamilton-Gordon; versaba sobre la teoría del tiempo como una cuarta dimensión, una noción que ya había sugerido en 1875 por Heinrich Czolbe y C. H. Hinton en 1884. Aprovecho para comentar que Oscar Wilde [junto a Samuel Butler y Bulwer-Lytton] también precedió a Wells utilizando la cuarta dimensión, en su caso como un recurso de escape en la deliciosa historia The Canterville Ghost [El Fantasma de Canterville, 1887].

Como habíamos comentado en War of the Worlds, los argumentos que Wells escogía narrar le permitían hacer una clara denuncia social sobre la realidad que le rodeaba. En este caso, al crear dos sub-especies del hombre del futuro [los Eloi y los Morlock], Wells da voz a sus sentimientos sobre el prejuicio inglés y lo que la diferencia de clases estaba provocando en su amado país. No romantizó ninguna de las dos clases, simplemente mostró cómo se separaban lentamente hasta convertirse en especies enteramente distintas. La tristeza es el color de fondo en esta narrativa. Una tristeza indomable que no deja de afectarnos. Y hay que reconocer el gran mérito de George Pal en su madaptación, aunque se viera obligado a dejar las puertas abiertas a la esperanza [para la humanidad y para la historia de amor, obvio, ¿o qué esperabais de Hollywood que al fin y al cabo, es el que pone la pasta, eh?] Las escenas del futuro posterior al 802.701 d.C. fueron totalmente obviadas en el film. Supongo que en 1960 nadie quería saber nada sobre la profecía wellsiana de la Tierra hundiéndose lentamente en las llamas moribundas de un sol agotado...

El film es una preciosa pieza de relojería que funciona impecablemente en su narrativa. Los efectos especiales propios de George Pal se han limitado a la cámara rápida [es decir, que capta un fotograma por segundo o menos] para hacer las transiciones de millones de años y la construcción de los espacios destinados a los Eloi y los Morlock [por supuesto, el maquillaje de estos últimos ha dado también mucho que hablar]. Un film imperdible para los amantes de las buenas historias y los orígenes de la ciencia ficción como género.

Ficha técnica
Dirección: George Pal
Guión: David Duncan
Producción: George Pal
Dirección de Fotografía: Paul C. Vogel
Montaje: George Tomasini
Música: Russell Garcia
Cast: Rod Taylor | Yvette Mimieux | Alan Young | Sebastian Cabot | Tom Helmore | Whit Bissell | Doris Lloyd | Bob Barran | James Skelly

The Time Machine (word español)
The Time Machine (word english)


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